SALOMON II

¡Sabe mucho! Su genio omnisciente
del misterio el abismo ha sondado,
y ya no hay valla en el mundo que sea
dique o muro que ataje sus pasos;
¡hasta sabe el color y el volumen
que tienen los átomos!

Sus retortas son fuentes de vida
pues en ellas la amará a su gusto,
desdoblando o fundiendo los simples
se resuelve el problema al minuto,
porque así se despeja la incógnita
por medio de números.

Como atisba el origen de todo
por haberse quemado las cejas,
ha resuelto el problema del alma
sosteniendo que no hay tal problema,
pues ya sabe que es fósforo sólo
con mezcla o sin mezcla.

¡La materia es eterna! Este elenco
lo razona muy serio y sesudo
defendiendo que Dios es un mito,
y por ser sólo un mito, un absurdo,
pues él vives in Dios, y no siente
ni pizca de escrúpulo.

También sabe que el crimen se cura
con bromuros, con duchas, con hierro,
pues dimana de algunos trastornos
en que toman gran parte los nervios,
y por ende que el cabo de vara
debiera ser médico.

¡Y este sabio es legión! Sus teorías
hallan eco y aplauso en las aulas,
se comentan sus sandios dislates,
se defienden sus necias audacias,
y hasta el vulgo curioso se agrupa
por verle la cara.
Cuando el mundo comente sereno
los absurdos sin fin de este sabio,
¿qué dirá de su ciencia infecunda,
de su vida, su muerte, y milagros?
Aunque juzgue piadosos us yerros
dirá que fue un vándalo,

pues con tanto saber aún ignora
lo que sabe un rapaz de la escuela;
¡aun ignora que el hombre es imagen
de ese Dios que sus cálculos niegan!
¡de ese Dios que ensalzando al humilde
confunde al… etcétera!

Su caletre de sabio a la moda
le remonta al origen del Cosmos,
y en eter que llena el espacio
las semillas rebusca de todo,
detallando soñados procesos
en párrafos cómicos.

¡Sabe aún más nuestro sabio! Sostiene
que fue un mono su padre, y explica
la razón de faltarle a él la cola
porque influyen en ello los climas
con lo cual nos demuestra el gorila
que es un mozo de chispa.

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