Ya el bullir de los átomos presiento
y el hervor de la luz que arde más pura,
ya adivino el rumor con que murmura
del mar la lira al concertar su acento;
ya remoza mi espíritu su aliento
con aromas de angélica dulzura,
y es toda flores la enramada oscura,
y es toda esencias del abril el viento.
Al dulcísimo beso y al halago
que da al mundo solícita la vida
todo despierta y resucita todo,
el lentisco, la yedra, el jaramago,
la simiente en los surcos escondida
y el germen vivo en el fecundo lodo.