La Ilustración popular económica, “El catolicismo y la revolución”, 1876
[…] Sabemos tu historia, y nos tildas de oscurantistas, de ultramontanos y de neos, porque no queremos dar la mano a tus ilustrados hijos.¿Hemos de tomar ciegos por guía, los que gracias a Dios vemos tan claro? No, que eso sería estúpida candidez, y los cándidos y los estúpidos, figuran ya entre las filas de los ciegos.
Nada con la revolución, y a fuer de católicos a secas, que no hemos de escucharla aunque nos regale nelíflua, con dulces halagos, las sacrosantas palabras de libertad, igualdad y fraternidad. Esas palabras no son suyas: las han robado a nuestra Cruz de madera. ¿Dices que no? Yo te incito a estudiarlas, revolución mentirosa; óyeme si gustas saber la verdad, pues tengo empeño en decirla, pese a quien pese… y puede pesar a muchos.