A MI HIJA ROSITA

¡Hija del corazón! ¡Cuan breve ha sido
por el valle del mundo tu jornada!
Ni has gustado la nada de su nada
ni tus pies sus abrojos han herido.

En grato sueño tu existencia ha huido
como fuente entre las flores derramada,
y has labrado de Dios en la morada
para embriagarte en sus amores nido.

Pídele por mi bien, luz de mi vida,
que cuando rotos los eternos lazos
en sus redes de amor cantemos presos,

yo pagaré tu afecto sin medida
dándote por un beso mil abrazos,
y por solo un abrazo cien mil besos!

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