A MARÍA

(Plegaria. Fragment)
(2n accésit al 3r premi. ABM. 1891)

[…]

Lejos de Ti, Madre mía,
lloro vencido y cobarde,
y el peso temen mis hombros
de aquella cruz que abrazaste;
lejos de Ti, gimo y lloro
con lágrimas, ay! de sangre,
que he sido vano y soberbio!
Que quise un tiempo olvidarte!
Lejos de Ti siente el alma
misteriosas soledades,
sin voz que turbe el silencia!
sin luz que sus sombras rasgue!
y ante tu altar de rodillas
porque sé que así has de amarme.
Sé que me escuchas!
Que eres mi Madre!

No temo, pues Tu me amparas
que el pueblo me martirice,
pues sabré hallar en mis penas
las glorias que halla el humilde;
no espero al ser humillado
mientras los malos se engríen
que mi honda fe en tus piedades
cual caña endeble vacile,
que a tu lado cuando llore
si ocultas nubes me afligen
y a tus plantas cuando cante
tus grandezas indecibles,
serenos veré en mis cielos
sus horizontes sin lindes,
siempre hoy tan negros!
siempre tan tristes!

Rinidiome la pesadumbre
de mis penas y mis culpas,
cuando cantaba mis sueños!
cuando olvide tu hermosura!
Sentí que la vida es triste,
porque es dolor! porque es lucha!
Cuando olvidé tus dolores!
Cuando burlé tu amargura!
La hiel bebieron mis labios
que escancia infame la duda,
cuando lloraba mis penas
dando al olvido las tuyas!
y en las delicias del mundo
siempre tan breves e impuras!
bebía el alma
sus heces turbias!

[…]

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