(Plegaria. 1891. Fragment)
(Lirio de plata en A.B.M, 18/10/91 en honor de Nuestra Señora de la Begoña de Bilbao)
[…]
No alzaré mi voz doliente
donde sus coros se escuchan;
donde el placer da a sus liras
por estro y númen la duda!
Buscaré siempre en tu amparo
la paz que tu amor procura;
viviré de las piedades
que al pecador no rehusas;
lloraré todas tus penas,
tan grandes porque son tuyas!
sufriré humilde las mías,
que aun siendo grandes son justas,
viviré para ser tuyo
gustando así la ternura
que la hiel de mis dolores
con miel de consuelo endulzas;
cada suspiro en que el alma
su amor ardiente consuma,
será una estrofa del canto
que mis afectos murmuran,
pues así al cortar la muerte
las hebras que al alma anudan
con el vil barro que amasa
su endeble cárcel impura,
del ala gentil batiendo
con noble esfuerzo las plumas,
para dorarte de hinojos
subir podrá hasta la altura.
Madre de los pecadores!
pues es el cetro que empuñas
cetro de misericordia,
hállenla en Ti mis locuras
y a mi convierte tus ojos
que al mundo de amor inundan,
y porque amándote muera
no me desampares nunca!