NUESTRO DEBER

Si la vida es combate, ¿quién prefiere
la inercia estéril a la ardiente brega?
¡Sólo el que lucha a las alturas llega!
¡Sólo el cobarde en la ignominia muere!

Quien cara a cara y sin flaqueza hiere
de héroe o de audaz la majestad allega,
quien huye el riesgo en la mortal refriega,
caer sin fortuna y sin grandeza quiere!

Pues ya el error sin cautelar sus fines
va aguzando a sus taifas de ruines
y torpe o necio a combatir nos reta;

nadie su rostro acobardado esconda,
hasta sus cuerdas convirtiendo en honda
lance estrofas la lira del poeta!

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