(A la muerte de Josefa Sanjuán Payá)
¡Adiós, adiós! No en el cordaje de oro
trenzadas con encanto
vénse rosas, y lirios, y azucenas,
pues de mi lira el apagado uso (verso),
eco es del triste llanto
que derrama la fuente de mis penas.
¡Siempre llorar! En ilusión dichosa
forjan el alma un cielo
¡y es milicia la vida, y no reposa
quien no levanta hasta el Señor su vuelo!
¡Siempre llorar! Camino de la tumba
no halla rosas la planta sin espinas,
ni el céfiro que zumba
lleva a su oído sin [marcas?] de duelo,
los ecos de sus ayes,
y el himno dulce de su dulce anhelo.
Pinta la aurora del amor la vida
trenza postrera con sus gayas flores
esplendida corona,
y un punto solo su ilusión querida
vive, y sabrosa vierte
la hiel de los dolores
con saña impía la implacable muerte.
¡Así en el tuyo la vertió callada,
y humilde la bebiste,
y tu alma pura al elevarse al cielo
buscando su morada
camino del Señor alzó su vuelo.
Huérfanas hoy, con lamentar profundo
te adivinaremos vencedora y pura
ostentando ante Dios eternas galas,
¡qué era destierro para ti este mundo,
y a la inmortal altura
movió tu afán las refulgentes alas.
Amargo desconsuelo
puso el llanto en los ojos de tus hijas;
tu idolatrado esposo
bebió las heces de su amargo duelo;
tus fieles servidores
llanto en tu [mesa?] con dolor dejaron,
nadie te ofreció flores,
de aquellas que a la aurora
se visten de colores,
cuando la tarde en el ocaso muere,
el trovador que tu recuerdo llora,
ofrenda en su quebranto
te eleva tierno su doliente canto.
Dichosas brisas de apacible calma
tu cielo sonreía,
sueño feliz acarició tu alma
que dulcemente el corazón mecía,
y de tu lecho en torno, pavorosa
ya velaba la […] tu reposo,
¡y del […] glacial bajo la losa,
de tus cándidas hijas, tu esposo
[…] veia la ilusión dichosa!
¡Muerte implacable! Ni la flor temprana,
ni la robusta encina
hallan piedad en tu […]. Tú tienes
el llanto sorda, y en ceniza vana
truecas el poderío,
la belleza, la pompa y la hermosura,
so el mudo mármol frío.
Nacemos con la aurora,
Y cuando el Sol hacia el ocaso gira
de majestad y resplandores lleno,
de la vida la luz trémula expira,
y como espuma que en la arena muere
nos deshace tu soplo cuando quiere.
Ángeles del dolor que a la amargura
dais amoroso y divinal consuelo,
bajad desde la altura
con presuroso vuelo,
y acariciad al trovador lloroso
que bajo el sauce umbrío
y de la luna al rayo desmayado,
lamenta el duelo impío
que sobre el […] frío ha derribado.
Dadle lágrimas, sí; María sagrada
que en los heridos corazones brota,
y la voz dulce siempre […]
que el; así concierta de mi lira rota,
al preludiar con trovas de fe llenas
cuando sus cuerdas engalana puras
con cascadas de lirios y azucenas.
Ya la esposa tendió su gentil vuelo
del hondo valle a la celeste cumbre,
y roto el débil lazo
que al vano polvo del no ser la unía,
se goza en el regazo
de Aquel que es padre de la luz y el día.
Del mundo […] a la incesante [pureza]
que [mueve] al vicio al alma virtuosa,
cruzó amando la tierra,
de los pobres hermana cariñosa,
y eterno lauro y bendecida […]
en el seno de Dios hechó [sic] su alma.
¡Oh ruín miseria y vanidoso orgullo!