La Ilustración popular, “Discutamos”, publicat el 15 de juliol de 1871.
Una voz ha resonado en nuestro Parlamento atacando el catolicismo, y es necesario que se alce otra voz en su defensa. A ese alarde de impiedad y escepticismo, debe contestarse con otro alarde de fe y religiosidad. A las negaciones del nuevo enemigo, deben oponerse las afirmaciones del viejo cristiano, del creyente verdadero. Los nuevos Voltaire y Rousseau necesitan una lección, un aviso. Nosotros les daremos el aviso, la lección bajará del cielo.
Al Evangelio se quiere sustituir la enciclopedia; a la palma del mártir, la tea del incendiario o el puñal del prófugo galeote; a los altares, los cadalsos, y a las ceremonias todas del culto cristiano, las vergonzosas pantomimas nacidas en las aristocráticas cloacas de Mabille. No tenemos razón al condenarles, porque el objeto de los nuevos filósofos es crear una nueva sociedad, una sociedad de… tigres pensadores. Si, pues, reconocemos su derecho y su laudable propósito, dejémosles con sus triunfos y preguntemos a aquellos de nuestros compatriotas fascinados por esos delirios.